miércoles, noviembre 30, 2005

Invierno

El ojo vivo
que alucina en el encierro.

Digo "mi mano gira"
asi tan invisible
Digo "la noche de los peces"
y sueño que mis ríos...

Recuerdo a alguien que dijo noche.
¿y después?

Después la noche.

la luna y los puertos fríos,

el óxido rojo
del verano de los barcos,
y palabras que funden con el miedo,
en brillo y distancia,
esa luz de nadie.

El viento cae.

y unas voces cerca deletrean "invierno"

jueves, noviembre 24, 2005

Manos luz

Brilla
con los vidrios
de tu mano sostenida
el agua rara que dibuja
entre las sábanas
surrealismo de muñecas.

El frío que aliviaba
en las siluetas del milagro
se secó

miércoles, noviembre 23, 2005

Y no es así...

...porque cuando alguien dijo:

¿Qué se puede hacer salvo ver películas?


sabía bien de qué iba todo esto...

viernes, noviembre 18, 2005

Hoy tus juegos

Desordenando el insomnio
y la luz

un viento
en rojos grises
y los pianos del silencio.


Pero hoy tus juegos,
cielo verde,
(aquí los juegos)

Hoy la música y las manos.

Hoy el agua, las torres y el sonido
de las piedras
que siempre
defiende el mar.


(Feliz...)

Piedra y pez

El viento quemaba de luz y yo caminaba arrastrando la arena conmigo. La chica rubia vestida de Neptuno, ella explicaba el juego."Un juego de luces, todos pierden" dijo fácil. Fácil-fácil como su voz arenosa del mar. ¿Y cómo? ¿Cómo entender que yo caminaba desierto y ella se sentaba explicándome? "El sol se renueva, y a cada sol el mar crece ¿ves? así..." Y ni bien moviera sus dedos señalando, el mar se replegaría lento alejándose de todo y ella reiría de tanta profundidad huyendo.

El sol naranja se contuvo y en un silbido el aire destrozó las muecas, reír era el peligro. Ella apretó los labios enredados y el pelo volaba asfixiándola al silencio, la tristeza de piel blanquísima explotándole en los brazos, como si gritaran. La quietud la salvaría del instante, no debía moverse, ella no debía... Y entonces juntó los pies, como si un pájaro me atravesara la garganta, juntó los pies. Dio un salto tragándose el aire, leve, sin respirar, sonrió furiosa y el mar en danza bestial la hirió en su centro. Así el sol cayendo la transformaba, así se encarnaba en ella el ritual del mundo. El universo estaba siendo! profunda y fatalmente siendo a través de su ser.

Dio unos pasos y corrió hacia el agua sofocándose, las manos odiando, las piernas hundiéndolo todo en huellas, el agua ocultándola de esa lágrima-agonía del sol. La sal le quemó los pies redimiéndola de sus ojos, sus ojos que veían la sal, que veían la espuma y el odio. Y nunca el mar sintió tanto desprecio por un mundo, nunca un cielo fue pintado de tanta eléctrica demencia. Oír esos pasos cayendo y saber que nunca nadie había entrado antes al mar, Eva rubia en el agua, explicándolo todo.

A la altura de sus hombros el sol la desafió con fuego, ella suspendida en el agua para siempre, sin un acto que la arrojara al futuro, su fatalidad eran las olas golpeándola eternamente, atándola y desatándola del vestido empapado en sal, telas que la envolvían grisácea hasta el cuello y la volvían pez. Hundió las manos en el agua floreciéndose al océano, estalló y llenó su cara de gotas y diamantes convirtiendo frágil las luces del instante, su exactitud de pez y piedra resistiendo al sol.

Perdiéndose en los pasos y sin ver, regresó a la playa firme de silencio y se detuvo altísima. Su inmensa voluntad de no pensar cerró el trance deshaciéndose y así, de frente al viento pesado que nacía, volvió a mirar las olas y se hundió de pie en un estallido de ausencia. Un ave voló suicida a mi espalda en un solo grito violento que no escuché, y en ese otro mundo de las cosas frágiles, sin tiempo, no haber oído era la prueba brutal de su existencia, no ver un ave era entender que había existido. Entonces ella caminó hasta mí.

Criatura del mar secada a sol y arena, se sentó suave, sin mareos, suspiró en su palidez y volvió a hablar mientras descubría inmutable mi sorpresa: su voz intacta. La había visto correr en aquella furia metálica y sumergirse en el mundo como si apenas muriese, la había visto volver a la playa y a sus palabras, pensando que, lastimada de tanta agua salada y sed, su voz se quebraría roja doliendo, pero como en sus manos secas, la voz corría y corría, hiriente y tibia, nueva y terrible."El sol nos pulveriza, la arena son los restos" susurró en su calma mientras inventaba con sus manos un reloj. "Cenizas..." sonrió, y el sol no caía.

Acostó la cabeza en la arena pesada y cerró por primera vez los ojos. "Así las cosas cansan... la tarde nos aplasta" soltó en palabras como si aún pudiese ver. Se durmió fuerte y segura, como un palacio vivo. Sus párpados negros delatando mi instinto y mis terrores, su contorno de selva y luz en control de todo lo natural. La armonía brutal de una playa que perdiéndose del mar atraviesa el sueño y la silencia, transformando su grito en vanidad.

La chica rubia vestida de Neptuno, ella explicaba el juego y yo ahora la veía dormir. Cerré los ojos dejándome escapar. En su cuerpo de cristales blandos ella respiraba a salvo del mundo y yo intentaba con los ojos apretados liberarla de mi vista. Quise dormir... dormir... dormir... golpear en las visiones de la hipnosis... ideas y colores mezclándose hacia arriba en remolinos torpes. Dormir como ella que duerme... duerme... duerme... Un caballo rubio se aleja antiguo hacia la orilla, detiene el golpe rítmico y se hunde en los silbidos de la noche. Niñas larguísimas apretadas en vestidos rojos bailan en el aire como gotas de algo. Se mueve el mar hacia adelante y bebe de sus pies que se van y se van y ya son océano del mundo. Un árbol gigante que se incendia y el terror de sus pájaros. Un festín de peces que murmuran... y murmuran... y murmuran...

Desperté en un salto eléctrico y en la oscuridad de la noche nueva ella me miraba, despierta desde siempre, ella me miraba."Es de noche y estás vivo... mirá..." dijo y mostró de su mano unas piedras negras. Después se adelantó al silencio.

"La noche es un lugar peligroso, porque el viento es triste... la luna también, y a lo lejos en la oscuridad no hay nada, y "lejos" duele porque no hay nada... y estas piedras que son negras y eternas y tan frágiles que las hizo el mar... estas piedras que son negras y... mirá: son filosas en las puntas, parecen cuchillitos del mundo para mis manos, vos crees que...? quiero decir... la exactitud... esa cosa de la mala-armonía y lo absoluto... es difícil... como cuando estuve hoy en el mar... y todo sucedía de una forma... pero la noche es distinta no cierto? la noche es de los peces, ellos viven de ausencia, por la oscuridad que es profunda y todo eso... no hay "lejos" en el mar... no hay nada... y todo existe así... así... sin nada... y estas piedras que son negras y filosas y duelen... y son como cuchillitos mirá, para mis manos... ahora tenés que irte..."

Y sus palabras como finísimos golpes de niña en trance hacían a la noche inmensa de puñales. Y el viento y el mundo y la playa y yo... y pasos livianos en la arena dejando atrás los colores heridos de su silencio y labios temblando que pensaban: "No pensar... no pensar..."

miércoles, noviembre 16, 2005

Sur

Por mi barrio hay pájaros azules... está bueno...




Auspicia: Secretaría de turismo de Lomas de Zamora

viernes, noviembre 11, 2005

El ruido de los ríos

Basta! si busco en los pasillos tu artificio
Basta! si creo en mis cornisas
el llanto de presencia

y si el sol no es más que un grito
inventándome desiertos
y todo es siempre deshacerse

Y yo! y yo!
encerrando voces viejas,
anudando los secretos
del miedo y no olvidar

Y basta! si encuentro entre tus ruinas
el ruido de los ríos,

si el día miente la luz
y todo es siempre deshacerse

Basta! porque busco

que ya no sean inútiles
las venas y los párpados

sábado, noviembre 05, 2005

Esenciales

(A Corina Margarita)

Abre el mundo,
la grieta-esencia
y su centro.
Se abren lineas de silencio
y tus mañanas de la luna,

los gigantes adorados del pulso y el latido
y los juegos nuevos
de letras que te ensueñan,
que van y escapan
a las niñas de tu mente
para Ver.

Ellas solas,
dos mil niñas seducidas de montañas.
Van del sueño por las manos,
desatando de recuerdos los hilos y las noches,
giran, rezan y abandonan,
gritan y abrazan
rodando soledades.

Y un día el día
baila descalzo
atragantando ideas-laberinto,

y será la danza
y será un planeta
y serán tus niñas
que se chocan

cuando estalla en suerte
tu sol de los peces.