Techos blancos
Acostándome apagándome,
suelto el techo blanco de mis perros
que huelen del cielo
los fuegos de la ausencia,
perros malos de mi mente
que muerden en los brazos.
Un intento nuevo
de darle aire al silencio
y revolver el sueño
sin quemarme en los dolores
buscar la canción de mis manos
y la sangre adentro,
que sabrán no dormirme
nunca más sin magia.
Y si un pájaro se muere es por mi culpa.