viernes, noviembre 18, 2005

Piedra y pez

El viento quemaba de luz y yo caminaba arrastrando la arena conmigo. La chica rubia vestida de Neptuno, ella explicaba el juego."Un juego de luces, todos pierden" dijo fácil. Fácil-fácil como su voz arenosa del mar. ¿Y cómo? ¿Cómo entender que yo caminaba desierto y ella se sentaba explicándome? "El sol se renueva, y a cada sol el mar crece ¿ves? así..." Y ni bien moviera sus dedos señalando, el mar se replegaría lento alejándose de todo y ella reiría de tanta profundidad huyendo.

El sol naranja se contuvo y en un silbido el aire destrozó las muecas, reír era el peligro. Ella apretó los labios enredados y el pelo volaba asfixiándola al silencio, la tristeza de piel blanquísima explotándole en los brazos, como si gritaran. La quietud la salvaría del instante, no debía moverse, ella no debía... Y entonces juntó los pies, como si un pájaro me atravesara la garganta, juntó los pies. Dio un salto tragándose el aire, leve, sin respirar, sonrió furiosa y el mar en danza bestial la hirió en su centro. Así el sol cayendo la transformaba, así se encarnaba en ella el ritual del mundo. El universo estaba siendo! profunda y fatalmente siendo a través de su ser.

Dio unos pasos y corrió hacia el agua sofocándose, las manos odiando, las piernas hundiéndolo todo en huellas, el agua ocultándola de esa lágrima-agonía del sol. La sal le quemó los pies redimiéndola de sus ojos, sus ojos que veían la sal, que veían la espuma y el odio. Y nunca el mar sintió tanto desprecio por un mundo, nunca un cielo fue pintado de tanta eléctrica demencia. Oír esos pasos cayendo y saber que nunca nadie había entrado antes al mar, Eva rubia en el agua, explicándolo todo.

A la altura de sus hombros el sol la desafió con fuego, ella suspendida en el agua para siempre, sin un acto que la arrojara al futuro, su fatalidad eran las olas golpeándola eternamente, atándola y desatándola del vestido empapado en sal, telas que la envolvían grisácea hasta el cuello y la volvían pez. Hundió las manos en el agua floreciéndose al océano, estalló y llenó su cara de gotas y diamantes convirtiendo frágil las luces del instante, su exactitud de pez y piedra resistiendo al sol.

Perdiéndose en los pasos y sin ver, regresó a la playa firme de silencio y se detuvo altísima. Su inmensa voluntad de no pensar cerró el trance deshaciéndose y así, de frente al viento pesado que nacía, volvió a mirar las olas y se hundió de pie en un estallido de ausencia. Un ave voló suicida a mi espalda en un solo grito violento que no escuché, y en ese otro mundo de las cosas frágiles, sin tiempo, no haber oído era la prueba brutal de su existencia, no ver un ave era entender que había existido. Entonces ella caminó hasta mí.

Criatura del mar secada a sol y arena, se sentó suave, sin mareos, suspiró en su palidez y volvió a hablar mientras descubría inmutable mi sorpresa: su voz intacta. La había visto correr en aquella furia metálica y sumergirse en el mundo como si apenas muriese, la había visto volver a la playa y a sus palabras, pensando que, lastimada de tanta agua salada y sed, su voz se quebraría roja doliendo, pero como en sus manos secas, la voz corría y corría, hiriente y tibia, nueva y terrible."El sol nos pulveriza, la arena son los restos" susurró en su calma mientras inventaba con sus manos un reloj. "Cenizas..." sonrió, y el sol no caía.

Acostó la cabeza en la arena pesada y cerró por primera vez los ojos. "Así las cosas cansan... la tarde nos aplasta" soltó en palabras como si aún pudiese ver. Se durmió fuerte y segura, como un palacio vivo. Sus párpados negros delatando mi instinto y mis terrores, su contorno de selva y luz en control de todo lo natural. La armonía brutal de una playa que perdiéndose del mar atraviesa el sueño y la silencia, transformando su grito en vanidad.

La chica rubia vestida de Neptuno, ella explicaba el juego y yo ahora la veía dormir. Cerré los ojos dejándome escapar. En su cuerpo de cristales blandos ella respiraba a salvo del mundo y yo intentaba con los ojos apretados liberarla de mi vista. Quise dormir... dormir... dormir... golpear en las visiones de la hipnosis... ideas y colores mezclándose hacia arriba en remolinos torpes. Dormir como ella que duerme... duerme... duerme... Un caballo rubio se aleja antiguo hacia la orilla, detiene el golpe rítmico y se hunde en los silbidos de la noche. Niñas larguísimas apretadas en vestidos rojos bailan en el aire como gotas de algo. Se mueve el mar hacia adelante y bebe de sus pies que se van y se van y ya son océano del mundo. Un árbol gigante que se incendia y el terror de sus pájaros. Un festín de peces que murmuran... y murmuran... y murmuran...

Desperté en un salto eléctrico y en la oscuridad de la noche nueva ella me miraba, despierta desde siempre, ella me miraba."Es de noche y estás vivo... mirá..." dijo y mostró de su mano unas piedras negras. Después se adelantó al silencio.

"La noche es un lugar peligroso, porque el viento es triste... la luna también, y a lo lejos en la oscuridad no hay nada, y "lejos" duele porque no hay nada... y estas piedras que son negras y eternas y tan frágiles que las hizo el mar... estas piedras que son negras y... mirá: son filosas en las puntas, parecen cuchillitos del mundo para mis manos, vos crees que...? quiero decir... la exactitud... esa cosa de la mala-armonía y lo absoluto... es difícil... como cuando estuve hoy en el mar... y todo sucedía de una forma... pero la noche es distinta no cierto? la noche es de los peces, ellos viven de ausencia, por la oscuridad que es profunda y todo eso... no hay "lejos" en el mar... no hay nada... y todo existe así... así... sin nada... y estas piedras que son negras y filosas y duelen... y son como cuchillitos mirá, para mis manos... ahora tenés que irte..."

Y sus palabras como finísimos golpes de niña en trance hacían a la noche inmensa de puñales. Y el viento y el mundo y la playa y yo... y pasos livianos en la arena dejando atrás los colores heridos de su silencio y labios temblando que pensaban: "No pensar... no pensar..."

3 Comments:

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(así enmudecida y todo como la primera vez... pero más enmudecida porque... murmuro murmuro y murmuro como pez... o bailo como niña apretada como gota de algo... puedo ser la niña que baila (bueno niñas?)????)

"El sol nos pulveriza, la arena son los restos" (me sigue dando cosquillitas esa frase... guau!!!)


no pensar, no pensar...

 

vale la pena esperar
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sus letras
de prima
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mis respetos
duermen cucharita
con vuestra pluma
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Corina Margarita: Si, podés.

lobi (Lobablanca, supongo...): Bueno elogiar elogios es como eso de "mas por mas = menos" pero... que hermoso, que hermoso...

 

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