martes, agosto 09, 2005

Primera invitación a retirarse

Bueno. La felicidad clandestina es un lugar, un lugar donde la memoria se altera. Todo esto ya lo deben saber, uno entra a esta clandestinidad sin notarlo, (Regla Nro 1: No darse cuenta.) siempre sin notarlo, y cae en trance. El pasado entonces deja su estatismo habitual y se convierte en esta cosa deforme y deformable que se le mezcla a uno bien adentro de los ojos, ahí donde las cosas lo golpean. Entonces es el anti-ritmo el que maneja los recuerdos y los olvidos, y esa coherencia-de-piedra-mental que guía durante el día a nuestra memoria, se nos cae de la cabeza por un rato. La felicidad clandestina es no a la linealidad, a lo que es supuesto y al vidrio cerebral que enfría las chispas mentales. La felicidad clandestina no es un lugar feliz. Es un salvarse del espantoso ahorcamiento de no-ser, pero sin salvarse. Lo que uno grita o baila o mueca en Felicidad clandestina es allí y solo allí (aquí y sólo aquí) Lo dicho. La felicidad clandestina no es un lugar feliz. Es un lugar al que uno cae y alegría y tristeza y olvidar y recordar... cosas... sin ese asesino sentido-de-las-cosas. Mucho recuerdo futuro y mis miles de paramnesias fatales irán apareciendo acá de acuerdo a como vayan y vengan las mareas... creo... y eso es lo que quería decir: "estado de gracia"